¿Conoces la historia de la apicultura? Lo cierto, es que ha evolucionado mucho con el paso de los años. A continuación hacemos un breve repaso por su historia.
Historia de la apicultura
La apicultura en la antigüedad
La apicultura antiguamente podríamos definirla como primitiva. Por aquel entonces, se acazaban los enjambres silvestres durante la primavera. Para ello, se colocaban en colmenas de paja, de barro o hechas a base de troncos de árbol huecos. Luego, cuando acababa el verano, el apicultor mataba a las abejas, recorta los paneles y colaba la miel, a la vez que la separaba de la cera y guardaba algunas de las colmenas para invernar. También se utilizaba azufre encendido o agua hirviendo para conseguir la tan deseada miel y la cera.
En las civilizaciones mediterráneas, la apicultura tuvo lugar entre los años 8000 y 4000 años a.C, una época en la que el hombre introducía a las abejas en una habitación para que pudieran anidar y hacer los paneles. Pero no fue la única mención que encontramos a la miel y a las abejas estos años atrás, dado que los Sumerios, hacia el año 4000 a. C., lo manifestaron mediante su escritura pictográfica sobre tablillas de arcilla. También la civilización Egipcia nos dejó escenas de recolección de miel en grabados y relieves en las tumbas que se encontraron bajo las pirámides en el año 3500 a.C.
¿Sabías que la miel silvestre era considerada como el «alimento de los dioses»?
Lo cierto, es que lo fue para muchas culturas. De hecho, en el antiguo Egipto creían que cuando el dios del Sol lloraba, sus lágrimas se convertían en abejas nada más tocar el suelo. Es por ello por lo que utilizaron sus productos en medicina y ritos funerarios. Pero no fueron los únicos, sino que también fue altamente importante para los fenicios, griegos, romanos y árabes.
Hoy en día es considerado un súper alimento y que cuenta con muchos beneficios para el organismo, por eso su consumo es tan importante.
La apicultura moderna: ¿cómo empezó?
Una de las primeras referencias nos lleva hasta Nikel Jacob, quien en el año 1568 descubrió que las abejas crían reinas a partir de huevos de larvas jóvenes. También Luis Méndez Torres, en el año 1586, demostró que la reina es una hembra que pone huevos y es madre de todas las parejas, a lo que Charles Butler dijo años más tarde, en 1609, que los zánganos son machos, a pesar de que Richard Remnant sostenía en el 1637 que las abejas eran hembras.
Otro de los hitos tuvo lugar en el 1744, cuando Hornbostel demostró el origen de la cera. Anton Janscha descubrió y demostró la fecundación de las reinas en el año 1771. Mientras que años más tarde, François Huber, fundó las bases de la ciencia apícola, concretamente en 1792.
Los inventos no cesaron a lo largo de todos esos años. Una de las principales creaciones fue la de Lorenzo L. Langstroth, quien inventó en EEUU el marco móvil con paso de abejas de 9,5 mm y la colmena con su propio nombre en el año 1851. Johannes Mehring, seis años más tarde, ideó la primera matriz para hacer láminas de cera. Franz von Hruschka hizo lo mismo pero en el año 1865, creando el primer extractor de miel a través de fuerza centrífuga.
El primer ahumador de fuelle llegó en el 1870 con Moses Quinby al frente. Luego, T.F. Bingham diseñó el ahumador actual, tal y como lo conocemos hoy. George Layens también inventó una colmena que lleva su nombre en el año 1874.
Como ves, la historia de la apicultura no ha dejado de sorprendernos a lo largo de estos últimos años. De hecho, el aprecio por la miel hoy en día ha provocado que la venta de artículos apicultura esté al orden del día. Por lo que si necesita una distribuidora de productos apícolas naturales, recuerda que podemos ayudarle.